martes, 15 de septiembre de 2015

LA NATURALEZA MAS ALLÁ DE LA TIERRA

El espacio exterior, también llamado espacio a secas, designa las regiones relativamente vacías del universo fuera de las atmósferas de los cuerpos celestiales. Se añade el adjetivo exterior para distinguirlo del espacio aéreo. No existe ningún límite definido entre la atmósfera y el espacio, puesto que ésta se va atenuando gradualmente a medida que aumenta la altitud. El espacio cósmico ubicado dentro de los límites del Sistema Solar se conoce como espacio interplanetario, cuyo límite con el espacio interestelar es lo que conocemos como helio pausa.
Aunque el espacio exterior es de por sí muy amplio, no está vacío. En él existen, aunque repartidas de manera muy dispersa, varias docenas de moléculas orgánicas descubiertas hasta la fecha gracias a la espectroscopia rotacional, la radiación de fondo de microondas y la radiación cósmica, formada por núcleos atómicos ionizados y diversas partículas subatómicas. También hay algo de gas, plasma, polvo cósmico y pequeños meteoros. Además, los seres humanos han dejado restos de su actividad en el espacio exterior, a través de materiales procedentes de los lanzamientos tripulados y no tripulados. A todos estos objetos se les ha llamado “basura espacial” y constituyen un riesgo potencial para las naves espaciales. Algunos caen a la atmósfera periódicamente.

El planeta Tierra es actualmente el único cuerpo celeste conocido dentro del sistema solar en el que existe vida. Sin embargo, los recientes hallazgos sugieren que, en el pasado lejano, el planeta Marte tenía masas de agua líquida en la superficie. Durante un breve periodo en la historia de Marte, podría haber sido capaz de albergar vida. Sin embargo, en la actualidad la mayor parte del agua de Marte está congelada. Si aun así existiese vida en Marte, lo más probable es que estuviese situada bajo tierra, donde todavía podría haber agua líquida.
Las condiciones existentes en los otros planetas telúricos, Mercurio y Venus, parecen ser demasiado hostiles como para que allí se pueda desarrollar la vida tal cual la conocemos. Pero se ha conjeturado que Europa, la cuarta mayor luna de Júpiter, pueda poseer un océano subterráneo de agua líquida, y sería posible que existiese vida en él.

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